El ala oeste de la Casa Blanca
CASI TODOS LOS HOMBRES Y MUJERES DEL PRESIDENTE "El ala oeste de la Casa Blanca".
Hasta ahora en TVE-2. Jueves 22.00
Para comenzar esta sección de crítica televisiva, hablemos de lo inusitado, de lo bueno. Pero que no parezca que vamos a alabar a RTVE pues ya la ha fastidiado: ha quitado la serie. The west wing, que comenzó a emitirse en EEUU en 1999, contaba con elementos que hacían presagiar su éxito: un guionista renombrado (Aaron Sorkin), el productor de "Urgencias", elenco interesante de protagonistas y secundarios... y así ha sido pues la serie lleva ya cosechados 81 premios y comienza ahora su sexta temporada.
Para el que no la haya visto y aún confía en que Cafarell decida volver a programarla, aquí van unas pinceladas. El protagonista, Martin Sheen da vida al Presidente Josiah Bartlet. Católico, demócrata, Premio Nobel en economía, de atractiva personalidad... No hace falta ser un genio para darse cuenta de que este presidente no tiene nada que ver con Bush. Sí es notable el parecido con Kennedy pero no es la promiscuidad su principal pecado sino la soberbia. Rob Lowe es Sam Seaborn, asistente personal del Presidente y Stockard Channing (algo más estropeada que en Grease) la Dra. Abigail Bartlet, primera dama y uno de los principales frentes en los que tiene que luchar el presidente (sic). Otras piezas clave del ala oeste son:
- C.J. Cregg, jefa de prensa (Allison Janney), mordaz, enérgica, que mantiene una difícil relación con un periodista.
- Chary Young (Dul Hill), joven negro ayudante del Presidente y novio de una hija de éste.
- Leo McGarry (John Spencer), jefe de personal, ex-alcohólico y el más allegado al Presidente.
- Toby Ziegler (Richard Schiff), director de comunicaciones, encargado de desarrollar los mensajes de la administración Bartlet, crítico pero leal.
- Josh Lyman (Bradley Whitford), adjunto al director de comunicaciones que mantiene una sutil tensión sexual con su ayudante, la ingeniosa Donna Moss (Janel Moloney)
Estamos ante una auténtica obra coral en la que, con unos personajes perfectamente perfilados (interpretados por magníficos actores), un guión interesante muy ligado a la realidad y conversaciones inteligentes, cobra vida propia esta interesante pieza teatral dando lugar a frases y momentos memorables.
Lo peor: el doblaje, con esa manía de usar el impersonal haber como personal: "hubieron bajas en la operación militar".
La serie se despidió el pasado 9 de septiembre con dos episodios que hicieron las delicias de los aficionados. El Presidente Bartlet se enfrentaba a una crisis pues ocultó una enfermedad degenerativa y, justo cuando iba a comparecer en rueda de prensa, muere su secretaria, que fue su profesora cuarenta años atrás. La escena en que el Presidente reprocha a Dios su situación en el interior de la catedral de Washington, insultándolo en inglés (en el original) y en latín, es de poner los pelos de punta. El capítulo se cierra con la incertidumbre de si se presentará a la reelección ante el último escándalo.
En definitiva, una de las pocas series, quizá la última, en la que a los espectadores se nos trataba como seres inteligentes. A muchos, por tanto, no extrañará su desaparición. La serie no casaba con el resto de la programación de TVE, no digamos de las otras cadenas. Cabe aquí recordar la eterna discusión: el espectador nace o se hace; la audiencia pide televisión basura o la basura convierte en consumidores de basura a los espectadores. Creo fácil adivinar mi opinión.
En el avance de la nueva programación de RTVE no figuran ni El ala oeste ni Las chicas Gilmore ni A dos metros bajo tierra, por lo que no hay mucha esperanza para la inteligencia en las series de nuestra querida pequeña pantalla. Eso sí, los fans de Ana y los siete pueden quedarse tranquilos pues esa fantástica serie continua y en lugar privilegiado. En los foros de Internet se ha planteado enviar emilios a TVE para pedir la emisión de la tercera temporada de West wing, iniciativa que suscribo (a consultas@rtve.es, o a cualquier otra dirección de la cadena). Ojalá tengamos éxito y podamos volver a hablar de esta serie.
A.Vicena
Hasta ahora en TVE-2. Jueves 22.00
Para comenzar esta sección de crítica televisiva, hablemos de lo inusitado, de lo bueno. Pero que no parezca que vamos a alabar a RTVE pues ya la ha fastidiado: ha quitado la serie. The west wing, que comenzó a emitirse en EEUU en 1999, contaba con elementos que hacían presagiar su éxito: un guionista renombrado (Aaron Sorkin), el productor de "Urgencias", elenco interesante de protagonistas y secundarios... y así ha sido pues la serie lleva ya cosechados 81 premios y comienza ahora su sexta temporada.
Para el que no la haya visto y aún confía en que Cafarell decida volver a programarla, aquí van unas pinceladas. El protagonista, Martin Sheen da vida al Presidente Josiah Bartlet. Católico, demócrata, Premio Nobel en economía, de atractiva personalidad... No hace falta ser un genio para darse cuenta de que este presidente no tiene nada que ver con Bush. Sí es notable el parecido con Kennedy pero no es la promiscuidad su principal pecado sino la soberbia. Rob Lowe es Sam Seaborn, asistente personal del Presidente y Stockard Channing (algo más estropeada que en Grease) la Dra. Abigail Bartlet, primera dama y uno de los principales frentes en los que tiene que luchar el presidente (sic). Otras piezas clave del ala oeste son:
- C.J. Cregg, jefa de prensa (Allison Janney), mordaz, enérgica, que mantiene una difícil relación con un periodista.
- Chary Young (Dul Hill), joven negro ayudante del Presidente y novio de una hija de éste.
- Leo McGarry (John Spencer), jefe de personal, ex-alcohólico y el más allegado al Presidente.
- Toby Ziegler (Richard Schiff), director de comunicaciones, encargado de desarrollar los mensajes de la administración Bartlet, crítico pero leal.
- Josh Lyman (Bradley Whitford), adjunto al director de comunicaciones que mantiene una sutil tensión sexual con su ayudante, la ingeniosa Donna Moss (Janel Moloney)
Estamos ante una auténtica obra coral en la que, con unos personajes perfectamente perfilados (interpretados por magníficos actores), un guión interesante muy ligado a la realidad y conversaciones inteligentes, cobra vida propia esta interesante pieza teatral dando lugar a frases y momentos memorables.
Lo peor: el doblaje, con esa manía de usar el impersonal haber como personal: "hubieron bajas en la operación militar".
La serie se despidió el pasado 9 de septiembre con dos episodios que hicieron las delicias de los aficionados. El Presidente Bartlet se enfrentaba a una crisis pues ocultó una enfermedad degenerativa y, justo cuando iba a comparecer en rueda de prensa, muere su secretaria, que fue su profesora cuarenta años atrás. La escena en que el Presidente reprocha a Dios su situación en el interior de la catedral de Washington, insultándolo en inglés (en el original) y en latín, es de poner los pelos de punta. El capítulo se cierra con la incertidumbre de si se presentará a la reelección ante el último escándalo.
En definitiva, una de las pocas series, quizá la última, en la que a los espectadores se nos trataba como seres inteligentes. A muchos, por tanto, no extrañará su desaparición. La serie no casaba con el resto de la programación de TVE, no digamos de las otras cadenas. Cabe aquí recordar la eterna discusión: el espectador nace o se hace; la audiencia pide televisión basura o la basura convierte en consumidores de basura a los espectadores. Creo fácil adivinar mi opinión.
En el avance de la nueva programación de RTVE no figuran ni El ala oeste ni Las chicas Gilmore ni A dos metros bajo tierra, por lo que no hay mucha esperanza para la inteligencia en las series de nuestra querida pequeña pantalla. Eso sí, los fans de Ana y los siete pueden quedarse tranquilos pues esa fantástica serie continua y en lugar privilegiado. En los foros de Internet se ha planteado enviar emilios a TVE para pedir la emisión de la tercera temporada de West wing, iniciativa que suscribo (a consultas@rtve.es, o a cualquier otra dirección de la cadena). Ojalá tengamos éxito y podamos volver a hablar de esta serie.
A.Vicena
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